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«Estamos ante un inmenso libro de poesía, filosófico y comprometido, proyectado e introspectivo y a la vez: un vademécum indispensable para vadear con tiento las convulsas aguas de nuestro día a día». Enrique García Fuentes. HOY. 16/02/2024

"MAR DE FONDO" (2019). Antología poética con estudio a cargo del Profesor Antonio Salguero Carvajal. Contiene una selección de los libros publicados hasta 2017 y numerosos textos inéditos.
«MAR DE FONDO» (2019) – Editora Regional de Extremadura
«SECRETOS QUE CONTAR» (2015) – Ed. Amargord
«OSCURO PEZ DEL FONDO» (2010) – Ed. RIALP
«EL VIENTO Y LAS BRASAS» (2004) – Ed. Pre-Textos
"LA SEGUNDA MIRADA" (2017).
«LA SEGUNDA MIRADA» (2017) – Ed. Amargord
«EL CREADOR DEL ESPEJO» (2012) – Ed. De la Luna Libros
«EL PROYECTOR DE SOMBRAS» (2005) – Editora Regional de Extremadura
«EL LARGO ANDAR TAN BREVE» (2003) – Ed. Vitruvio

SOBRE «LA LISTA ROBINSON»:

«Ya en su momento puse de relieve el acierto de elegir a Daniel Casado (Trujillo, 1975) como compilador (y valedor) de la última hornada poética en nuestra región (‘Piedra de toque’, editada por la ERE), no solo ya por su condición contrastada de poeta en ejercicio, sino por su activa participación en redes sociales y en el mundo de internet que, como nos demostraba en la antología de manera preclara, se ha convertido en un soporte alternativo para el papel a la hora también de la expresión poética. Casado conoce perfectamente ambos mundos y ahora vuelve a estas páginas por su último libro, presente en las librerías desde ya hace algunos meses y al que, imperdonablemente, no me había acercado todavía. Fiel al hilo de estos tiempos, Casado opta por un curioso título de rabiosa contemporaneidad: ‘La lista Robinson’ que anuncia (antes siquiera de entrar en él) el lugar que nuestro autor ocupa, con su condición multidisciplinar, en estos vertiginosos tiempos que vivimos.

Todos sabemos ya a estas alturas que el de Daniel Casado es un nombre muy presente en la vida cultural extremeña: músico, bloguero, animador (y agitador) cultural, siempre al tanto de las innovaciones de toda índole que se dan en nuestro ámbito, rara es la manifestación cultural en la que él no participe directa o indirectamente dada esa sana inquietud que le mueve. No nos extraña ahora que su última entrega poética sea mucho más que un «estado de la cuestión» (poético, pero, a la vez, crítico y político, como no puede ser de otra forma) de las actividades que ahora mismo le conmueven y llaman la atención. Me permito ya adelantar la conclusión a la que quieren llegar estas palabras que saludan su libro: Casado es un poeta que acerca la poesía (que es capaz de encontrar la poesía, diría incluso) en la absoluta frialdad y egoísmo de estos tiempos tan desnortados por los que atravesamos.

Sin embargo, no nos engañemos hay mucho más en ‘La lista Robinson’ que un buen puñado de perspicaces dilucidaciones sobre el enrevesado y nada claro mundo de las redes sociales que se nos han hecho, para bien o mal, coetáneas y hasta imprescindibles; a lo largo de su recorrido, de su casi centenar de poemas (bien que algunos muy breves) hay una voz sólida que nos conduce –ora humorística, ora preocupada, ora imbuida del legítimo sentido crítico que cabe concederle a quien conoce sus mecanismos por usarlos con asiduidad– por estos enmarañados medios que son, nos guste o no, insisto, constituyen el pan nuestro de cada día. Una voz afilada o tierna que sabe dilucidar –y denunciar llegado el caso– la deriva de los usos y abusos de esta nueva forma de vida –y sus consecuencias– con las que nos ha tocado lidiar. En el fondo es hora de ir asumiendo ya que esa globalidad que tanto prometía en los optimistas años 90 ha devenido en un cada vez más agrio y ceñudo aislamiento particular, con lo que conlleva de egocentrismo y absoluta falta de solidaridad.

Divididos en dos partes (‘El gran algoritmo’ y ‘La caja negra’ curiosamente ambas introducidas por sendas citar provenientes del ‘Robinson’ más conocido –que no leído– el de Defoe) los numerosos poemas aquí incluidos se homologan en su condición de implacable denuncia de usos y vicios pervertidos de esta nueva sociedad, de esta «isla de magabytes» de donde «huyeron los dioses» y solo queda «la nada repetida».

Por lo demás, a estas alturas, casi todo el mundo ha oído hablar (algunos hasta estarán incluidos en ella) de la lista Robinson, ese, según se dice, «servicio gratuito de exclusión publicitaria, a disposición de los consumidores, que tiene como objetivo disminuir la publicidad que estos reciben» y trata de equilibrar «el derecho a la protección de datos y el legítimo tratamiento de los mismos». Y así, a las primeras de cambio, a los que estamos habituados a una idea de la poesía más esencial, más preocupada por la sublimidad de la dicción, por la expresión siempre por encima del contenido (y más uno tan pedestre como el que manejamos) podría causarnos rechazo tamaño atrevimiento. Solo cuando nos instalamos plenamente en sus páginas y nos vamos empapando de unos versos que saben extraer savia poética fecunda de términos a la orden del día y que nos parecen lo menos susceptible de alentar un mínimo aliento poético (android, troyano, avatar, meme, webcam, apps, banner, hagstag, cookies, free download, modernidad líquida, razones solubles, algoritmos…) acabamos por sentirnos a salvo, seguros de que, sobre el manejo de primera mano que el autor posee ante este lenguaje plagado de tecnicismos, impera una pátina de poesía de hondo calado que, muchas veces desde el humor –al que contribuye la que considero la más notable habilidad poética de nuestro autor: su tan ajustada como regocijante manera de rematar los poemas con cierres que nunca nos dejan impávidos–, otras con su definitiva alineación a favor del libro y la cultura «de siempre» («descargar cien libros en soporte digital y no llegar a leerlos jamás o tomar tan solo uno en tus manos y poder leerlo cien veces») y otras (las mejores) demostrando que podemos integrar en el espectro de la mejor poesía las inanidades actuales (no se pierdan poemas como ‘140 caracteres’ tratados «à la haiku») resolviéndolas en parámetros clásicos que ponen de relieve la pericia del poeta (esas estupendas décimas que son ‘Second life’ o ‘Televidente’) al final estamos ante un inmenso libro de poesía, filosófico y comprometido, proyectado e introspectivo y a la vez: un vademécum indispensable para vadear con tiento las convulsas aguas de nuestro día a día».

Fuente: Enrique García Fuentes, HOY. 16/02/24

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